Composición de triglicéridos, ácidos grasos y vitaminas del aceite crudo de palma

Los ácidos grasos insaturados que constituyen los triglicéridos (TG) del aceite de palma son el oleico (36-44%) y el linoleico (9-12%) que tienen configuración cis. También posee los ácidos grasos saturados palmítico (39,3-47,5%) y esteárico (3,5-6%).

En lo fundamental, la composición de los triglicéridos del aceite es: 1-palmitoil-2,3-dioleoil-sn-glicerol (alrededor de 23%, Figura 1) y 1,3-dipalmitoil-2-oleoilsn-glicerol (cerca del 18%). Dichos triglicéridos se
caracterizan porque el ácido oleico se encuentra en mayor proporción en la posición sn-2 del TG, lo que proporciona una mejor biodisponibilidad de ácidos grasos monoinsaturados (Tabla 1).

La importancia de la biodisponibilidad de los ácidos grasos insaturados oleico y linoleico radica en que estos son hipocolesterolemiantes, y por tanto disminuyen las concentraciones de colesterol LDL (fracción
perjudicial del colesterol que en exceso se deposita en la paredes arteriales originando la formación de ateromas), y potencian las acciones beneficiosas del colesterol HDL (encargado de recolectar el colesterol libre desde los tejidos del cuerpo hasta el hígado, donde es descompuesto y eliminado del cuerpo por medio de la bilis) (Stanley, 2008).

Además, como el aceite de palma posee una mínima cantidad de los ácidos grasos láurico (<5%) y mirístico (0,5-2%), que son considerados hipercolesterolémicos, no genera un aumento del colesterol en la sangre (Tabla 2) (Firestone, 2006; Flingoh, 1992).

Otra característica importante del aceite de palma es su alto contenido de antioxidantes naturales, como los carotenos y la vitamina E (tocoferoles y tocotrienoles) (Tabla 3). Los primeros son el β-caroteno (62%) y el α-caroteno (38%), ambos precursores de la vitamina A.
Por su parte, los tocotrienoles componen más del 80% del total de la vitamina E en el aceite de palma, que es el único aceite vegetal comestible que la contiene.

Los tocotrienoles no se limitan a servir como antioxidantes, al parecer también tienen un efecto inhibidor de la β-hidroxi- β-metil glutaril CoA reductasa, lo cual influye en la disminución del nivel de colesterol endógeno y la agregación de plaquetas (Stanley, 2008; Edem, 2002). Ello explica por qué el consumo de aceite de palma en humanos puede disminuir el colesterol sérico total (Corredor, 2002). Así mismo, estudios recientes revelan que los tocotrienoles son mejores agentes químicos que los α−tocoferoles en el tratamiento de enfermedades degenerativas, como el cáncer (Teruo, 2009).

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